El pasado sábado 15 de octubre, unas 50 personas, entre ellos, muchos amigos y colaboradores de Nártex, nos reunimos en el estudio del artista Javier Viver, convertido en un lugar de adoración por unas horas.
El cometido de esta congregación fue una preciosa meditación de la vida de Cristo. A ello nos ayudó el sutil canto polifónico del conjunto Harpa Dei: cuatro hermanos de origen alemán y criados en Ecuador cuya principal misión es la evangelización y la alabanza a Dios por medio de la música sacra.
Nos ofrecieron un recital de las más diversas tradiciones cristianas del mundo, centrado en la contemplación de los misterios de la vida de Cristo, desde su Concepción Virginal en el seno de María, hasta su glorificación y envío del Espíritu Santo.
Junto a la música, los asistentes podían acompañar la audición de las piezas en directo con la observación de diversas esculturas sacras que el artista Javier Viver conserva en su estudio, también relacionadas con momentos concretos de la vida del Salvador.
Vista y oído fueron sumergidos en lo trascendente por medio de la Unción de la música y la escultura. Un precioso inicio de curso de Nártex que se abre, como promesa, a algo siempre más grande, de lo que el arte siempre nos habla: la belleza de Dios.