Como cada año, Nártex concluye sus Proyectos de Verano. Una iniciativa que continúa creciendo y consolidándose por toda Europa. En esta edición, hemos consolidado nuestra presencia internacional con proyectos en Francia, Alemania y los Países Bajos, afianzando así la vocación europea de Nártex.
Sin embargo, el mayor desarrollo ha tenido lugar en España, donde los proyectos han experimentado un notable crecimiento tanto en número como en diversidad. Mantuvimos nuestras ya tradicionales sedes en lugares emblemáticos como el Santuario de Torreciudad y las iglesias madrileñas de San Ginés, la Real Colegiata de San Isidro y la Basílica Pontificia de San Miguel.
A ello se sumaron los proyectos consolidados en los últimos años, entre los que destacan el Monasterio de la Santa Espina, las Iglesias Fernandinas y el Palacio Arzobispal de Córdoba, así como las ruta por León desde el Monasterio de las Carcajadas. Este verano también abrimos nuevos destinos en la ciudad imperial de Toledo, concretamente en el Monasterio de San Juan de los Reyes, y estrenamos dos nuevos proyectos de relevancia: la Catedral de Calahorra (La Rioja) y en Segovia, con la visita de varias iglesias -San Justo, San Salvador y Santa Eulalia-, además de los conocidos templos del Santuario de la Fuencisla, San Juan de la Cruz y San Marcos.
En total, estos proyectos contaron con la participación de 25 voluntarios españoles, que dedicaron su tiempo y esfuerzo al servicio de los visitantes en destacados monumentos europeos y nacionales. Entre ellos, destaca Notre Dame de París, precisamente el año de su reapertura tras el incendio, donde los voluntarios no solo ofrecieron una cálida acogida, sino también una visita guiada desde la Fe.
El propósito de Nártex continúa siendo el mismo: mostrar el valor espiritual y artístico del patrimonio cristiano, ayudando a los visitantes a descubrir el sentido trascendente que inspiró la creación de catedrales, iglesias y monasterios. De este modo, nuestros voluntarios -procedentes de distintos países y unidos por la fe cristiana- compartieron jornadas de trabajo, oración y convivencia fraterna, haciendo visible una fe que se expresa también a través del arte.
Miramos al futuro con ilusión, deseando que estos Proyectos de Verano sigan creciendo en los próximos años. En un mundo que a menudo olvida la trascendencia y el mensaje de fe del arte cristiano, esta labor se vuelve más necesaria que nunca.












